Puertas ondulantes de un verde claro
dan paso a una gran ciudad
agitada por bombas de alegria y mal humor;
arboles resaltan como reyes de un antiguo reino
ya caido muchos años atras.
Calles llamando a navegar en su mar calipso
invaden nuestras aventuras.
Hombres de elevada estatura deambulan por doquier
vistiendo atuendos negros,
resaltando de su traje una estrella blanca
llevada en su pecho derecho.
Pero no todo es asi:
un bosque crece sin parar en algun lugar,
en donde se aprecia la vida y la humanidad;
muy pocos lo conocen, porque guardias conicos
custodian las grandes puertas
que muy pocas veces se abren.
Los rostros antes alegres se desfiguran,
tornandose azules con lagrimas palidas.
Animales ya no se ven, no;
solo seres alados que avisan lluvias proximas.
Los Grandes tienen ojos en las manos
que ven todo, hasta las auroras del alba
de mañanas fuertes de otoño,
en donde los arboles lloran
Es asi como fluyen las gondolas plomas
rumbo a un destino indeterminado,
llevando consigo a tristes personas
que han decidido partir
